Por Lcdo. Rolando Emmanuelli Jiménez, J.D., LL.M.
rolando@bufete-emmanuelli.com
Mucho se comenta en la prensa sobre la Economía del Conocimiento, pero no se entra en detalles suficientes para que los puertorriqueños tomemos conciencia de lo que implica para nuestro desarrollo económico. En el año 1996 se acuñó el término Nueva Economía para identificar a la producción de bienes intangibles y servicios que tienen como fundamento las redes de comunicación, la información, las profesiones, los inventos y la propiedad intelectual, y el conocimiento especializado. Posteriormente, este término evolucionó al de Economía del Conocimiento, ante el hecho incuestionable de que dada la complejidad social, económica, cultural y jurídica que vive el planeta, el conocimiento es el valor económico más escaso. Por ende, el más valioso en nuestro tiempo.
La diferencia entre información y conocimiento es dramática. La información es condición necesaria, pero no suficiente, de la Economía del Conocimiento. La información existe en todos los lugares, particularmente en las bibliotecas y en la Internet. Pero sin la intervención humana, no tiene mucho valor económico. La información requiere el procesamiento del cerebro para que se convierta en conocimiento. Una vez se convierte en conocimiento profesional, artístico, comercial o en un invento, el ordenamiento jurídico le ofrece protección mediante las leyes que regulan las profesiones o la propiedad intelectual, y lo convierten en una mercancía muy valiosa. Esta mercancía tiene la ventaja de ser muy duradera pues, si se mantiene actualizada y bajo revisión, no se agota o consume, y puede enviarse a cualquier parte del mundo a la velocidad de la luz, para compartirse por un precio razonable.
El desarrollo de la informática y de la Internet dio base a la creación de miles de productos y servicios nuevos y valiosos. Estos no requieren materia prima tangible, ni procesos de manufactura tradicional, lo que abarata dramáticamente los costos de producción. De un mero sistema de intercambio de información, la Internet pasó a ser un mercado libre de venta de productos y servicios, para luego abrir paso a la tecnología que permite a millones de personas producir fuera de los centros de trabajo tradicionales desde cualquier parte del mundo.
El primer dolor de parto de la Economía del Conocimiento ocurrió cuando a finales de la década de 1990 se derrumbaron las empresas puntocom que cotizaban a niveles estratosféricos sus acciones en la bolsa de valores. De este derrumbe bursátil solamente sobrevivieron los gigantes informáticos como Google, Amazon y Yahoo, pero aún existen fuera del mercado de valores miles de operaciones puntocom pequeñas y medianas que le añaden nuevos recursos a la economía global. A partir de estos acontecimientos, el desarrollo económico ha ido apoyándose cada vez más en la Economía del Conocimiento. En Estados Unidos este fenómeno se ha caracterizado por el traslado de las compañías de manufactura al Oriente, creando enormes déficit de empleo en los sectores productivos tradicionales. Esto, sin que haya ocasionado una contracción económica significativa, lo que tiende a indicar que más que una reducción productiva, ha ocurrido una sustitución de empleos y de los medios tradicionales de producción económica.
Puerto Rico ha pasado por el mismo ciclo de derrumbe de la economía de manufactura y de un paso tímido a la economía del conocimiento. Como consecuencia de este cambio económico global, Puerto Rico ha perdido miles de empleos que partían de la premisa de nuestra mano de obra diestra. Esto, junto a la incapacidad de desarrollar un modelo económico integral y detallado para nuestro país, son los factores más importantes que inciden en la recesión que nos aqueja hace 20 meses.
Ante esta situación apremiante, la solución parece ser explotar al máximo las oportunidades que ofrece la Economía del Conocimiento. Para lograrlo, es necesario implantar una agenda para insertarnos en este movimiento global para lo cual Puerto Rico podría tener una posición privilegiada. Veamos:
1. En primer término, es indispensable apoyar el desarrollo de nuestra infraestructura informática y de telecomunicaciones.
2. Tenemos que lograr que aumente la penetración del uso de la Internet en nuestro pueblo, particularmente en la educación primaria y secundaria.
3. Es indispensable establecer y fortalecer currículos de programación y sistemas de información en las universidades para que sean congruentes con los conocimientos contemporáneos. Una revisión de algunos de los currículos universitarios vigentes demuestra que todavía están manejando lenguajes de programación que no representan el futuro de la ciencia y la informática.
4. Hay que crear bancos de talento de autores e inventores, y ofrecerles el apoyo para que puedan desarrollar al máximo sus ideas.
5. Hay que crear programas y servicios de apoyo para la protección de la propiedad intelectual que desarrollen los inventores y autores.
6. Es indispensable crear fondos de capital de riesgo (venture capital) para que se inviertan en las ideas de los autores e inventores puertorriqueños.
7. Hay que fortalecer mediante incentivos y educación el sector de servicios puertorriqueño que es indispensable para que las empresas extranjeras de la Economía del Conocimiento encuentren un clima favorable para hacer negocios en Puerto Rico.
La Economía del Conocimiento tiene impacto directo en todos los negocios existentes o potenciales. Los negocios existentes deben hacer todas las gestiones por insertarse en la era de la informática e Internet. Deben divulgar sus productos y servicios a través de la Red para que tengan acceso a los mercados globales. Los negocios deben desarrollar conocimiento especializado y protegerlo adecuadamente para que tenga valor económico. La Economía del Conocimiento requiere colaboración estrecha entre todos los sectores. Las empresas de servicios deben establecer alianzas con otras que complementen su conocimiento especializado para que puedan ofrecer servicios y soluciones integrales.
El fenómeno de la Economía del Conocimiento no es exclusivo de lo servicios e intangibles tecnológicos. Usted puede aplicar los principios de esta nueva visión económica y sacar provecho en cualquier actividad productiva. Destaque y desarrolle el capital de conocimiento de su empresa. Por ejemplo, si usted fabrica rótulos, identifique cuál es el conocimiento con el que usted cuenta que permite esa actividad económica y busque la manera de fortalecerlo y de añadirle valor económico. Una manera puede ser escribiendo y desarrollando protocolos operacionales que permitan estandarizar los procesos para lograr establecer una franquicia. También puede patentar un proceso para venderlo a otros empresarios. Por último y más importante, es necesario lograr que los consumidores puedan entender la diferencia del conocimiento que usted ha acumulado para que adquieran con preferencia sus bienes y servicios.
Hace falta más debate y desarrollo de la creatividad para explotar nuestra Economía del Conocimiento. La ventaja es que en este nuevo modelo, todos podemos aportar con nuestro pensamiento.
El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli, C.S.P., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11 de la mañana por WPAB 550 en el cuadrante de su radio. Para mayor información vea: http://www.bufete-emmanuelli.com
Una publicación de Rolando Emmanuelli-Jiménez, J.D., LL.M., sobre los asuntos públicos que tienen impacto jurídico y socioeconómico. Rolando Emmanuelli Jiménez es abogado y notario, Presidente de Bufete Emmanuelli, C.S.P.
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miércoles, 13 de febrero de 2008
QUÉ ES LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
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