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viernes, 14 de agosto de 2009

Intrigas y estratagemas contra el puerto de trasbordo del Sur


Por Luis Rey Quiñones Soto, economista

I. El modelo ponceño
Desde 2004, administraciones centrales y ponceñas, han trabajado para descarriar el modelo de puerto de trasbordo internacional con valor añadido y zona franca ideado bajo el mando de Churumba. Esa faena de la clase política recala en su dependencia al presupuesto y a la inversión política. En este sentido cuentan con la hermandad de los intereses materiales de navieros, industriales y financieros que generan sus intereses desde la zona metropolitana de San Juan sobre la base del comercio de cabotaje. Este bloque de poder ha impulsado planes megalómanos de inversión para aquella zona en detrimento del modelo de trasbordo del Sur.

En la globalización, las estrategias nacionales y regionales de desarrollo deben ser articuladas a unas u otras tendencias que presentan los mercados internacionales. Con el mercado mundial bajo la lógica del capital, el comportamiento económico global atiende la entrada de tres mil millones de personas a la producción y consumo capitalista. Por tanto, es lógico el pedido de enormes barcos para abaratar el transporte marítimo y la construcción de instalaciones portuarias regionales, en América, Asia y Europa, para repartir magnitudes colosales de bienes entre esas regiones.
En este entorno, el modelo de Cordero Santiago, perfilado desde una ética del trabajo, propone enlazar a Ponce y al Sur al mercado internacional. En lo social utiliza el potencial de miles de empleos, bien remunerados, para romper cadenas que atan a la dependencia y entorpecen el desarrollo.

II. Estratagemas contra el modelo sureño
Frente a estas aspiraciones y oportunidades, reforzadas por el primer informe Frankel con claras alusiones a los límites que imponen las leyes de cabotaje al comercio extranjero de Puerto Rico y al potencial descolonizador de un puerto de trasbordo de esa envergadura, el gobierno central de 2000 a 2009, ha frenado y se empecina en dar reversa al molde ponceño para el trasbordo.

La articulación al mercado mundial estremece los intereses inmediatos del ala conservadora de la clase política que, desde los partidos, vive de la administración del coloniaje y de las prebendas del ciclo político. Por ello temen a un hecho que trae la globalización: sin soberanía no hay invitación plena al mercado global. Y ésta no es una postura ideológica. En rigor, se trata de puro interés económico, pues ven amenazado su control del presupuesto; mientras, el capital centralista, teme perder privilegios que derivan de las condiciones de subordinación económica y política de País.
Por tales razones, un asustadizo gobierno del ubicuo Rosselló, ante las recomendaciones de Frankel en mayo de 2000 para comenzar el proyecto por Ponce, intentó ubicarlo en Guayanilla. El truco inició la estrategia de oponer tácticas dilatorias al modelo ponceño, mientras asignaban para la zona metropolitana de San Juan $ 3,450 millones a tres megaproyectos: Tren urbano, Supertubo y Triángulo Dorado.

Pasada la insípida intervención de Calderón en estos menesteres, el gobierno de Acevedo apostó al centralismo con Ciudad Mayor ─Ciudad red, Corredor del conocimiento, Desarrolló de Santurce, Distrito de convenciones, Distrito financiero y San Juan Waterfont. Ciudad Mayor trabajó en el vacio, pues se planteó sin referencia a una estrategia nacional de desarrollo económico, político y social que considere las particularidades regionales. Aun así, el gobierno central decidió priorizar en Ciudad Mayor, cuyo presupuesto planeado de $ 12 mil millones ─contra $ 250 para el proyecto sureño─ contrasta con el silencio presupuestario para la tercera y cuarta fase del puerto de trasbordo.

Ciudad Mayor fue el segundo puntapiés al puerto de trasbordo propinado por los intereses de aquel bloque de poder afincado en la zona sanjuanera y en el marco de las leyes de cabotaje.

Para colmos, con Aníbal el asunto se agravó con la debilidad de una administración municipal fantoche que no vaciló favorecer los asechos del partido al puerto ponceño. Con posturas pueriles pretendieron engañar al pueblo sobre la marcha del proyecto ─viento en popa─ farfullaban algunos, mientras el bloque de poder conspiraba en su contra. Y, no sólo dejaron de asignar fondos y desarrollar estrategias financieras de inversión pública para la tercera y cuarta fase del proyecto; peor, insistieron en tomar por asalto el modelo del Sur mediante la carga suelta.

En ese forcejeo, la administración municipal anterior, se allanó, con manifiesta complicidad, a las estrategias centralistas al someter el proyecto político y económico de Ponce a las directrices del gobierno central por conducto del partido político. Esa estratagema, al menospreciar el pugilato político y económico entre centralismo y descentralización, pretendió restar poder político a la Región Sur.

Con Fortuño, la táctica de mantener descabezada la Junta de Directores de APA trabó complicidad con el tartamudeo de una administración municipal que no logra comprender la verdadera dimensión política, económica y social del puerto de trasbordo que respalda e impulsa la Región Sur. Por eso esconden recursos y obvian estrategias de financiamiento para la tercera y cuarta fases del proyecto sureño. Y, como los primeros, intentan poner a pique el modelo sureño mediante la carga suelta y la reedición del Triangulo Dorado.

En ese contexto hoy, como ayer, autoridades y funcionarios municipales son subordinados por esquemas centralistas del partido. En consecuencia, personeros del gobierno central pasan a reorientar las estrategias de desarrollo económico pensadas por el Sur. En esa ofensiva atrasan y desarticulan guías para la materialización de un puerto de trasbordo y valor añadido orientado a la incursión en el mercado internacional como instrumento para elevar el nivel y calidad de vida de los boricuas.

Entonces, será mejor confesar lo que ya se sabe: El puerto de trasbordo internacional, con valor añadido, zona franca y sin cabotaje, es una piedra en el zapato para esa facción conservadora de la clase política. Son ellos, junto al centralismo económico, los que han atrasado las obras de infraestructuras programadas, al tiempo que engañan con las supuestas bienandanzas de una mudanza de carga suelta al Puerto de Ponce.
Los campos están debidamente definidos.

¡Sureños, en la unión está la fuerza!


El editor de este blog es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli en Ponce, Presidente de la Alianza Pro Sur, Vicepresidente de DISUR, Inc., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11:00 de la mañana por WPAB 550. Para mayor información vea www.debidoproceso.com.

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