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miércoles, 26 de agosto de 2009

LA CONFIANZA Y EL CLIMA PARA HACER NEGOCIOS EN LA REGIÓN SUR



Por Lcdo. Rolando Emmanuelli Jiménez, J.D., LL.M.

rolando@bufete-emmanuelli.com

Los modelos económicos que se han diseñado para predecir el comportamiento de la economía han fracasado. La ciencia económica no es exacta. Actualmente se reconoce que la ciencia económica se rige también por principios similares a la mecánica quántica que es azarosa y caótica. Es indispensable reestructurar la ciencia económica para distanciarla de la mecánica newtoniana inflexible y para que se aproxime y acepte los principios de incertidumbre de la física quántica.

Esto no significa que la ciencia económica carezca de futuro. Todo lo contrario, el entendimiento y aplicación del principio de incertidumbre y del azar, de las filosofías orientales holísticas y de la mecánica quántica, ayudarán a acercamientos innovadores que mejoren la confiabilidad del estudio y aplicación de la ciencia económica.

La ciencia económica tiene variables que son medibles objetivamente y muchas que le añaden incertidumbre y caos. Por ejemplo, la falta de comunicación, coordinación y acuerdo entre enormes masas globales de productores y consumidores ocasionan desbalances entre oferta y demanda que producen ciclos económicos, como el que estamos viviendo de recesión profunda. El caso de la recesión presente se debe a la avaricia y la desregulación crediticia y financiera, que propició un crecimiento tipo burbuja del sector inmobiliario, que cuando estalló, propagó la crisis por el sector financiero y la economía real, es decir, la que produce bienes y servicios. Esto ha ocasionado desempleo generalizado y penuria económica. Los economistas todavía debaten si las burbujas económicas son previsibles, y si se descubren, no están de acuerdo en qué hacer con ellas.

Uno de los elementos de incertidumbre en el proceso económico es la confianza. En términos sencillos, la confianza es una subjetividad individual, regional, nacional y global, en torno a cómo se percibe la economía y cuáles son las probabilidades de mejoramiento personal, empresarial y nacional. Cuando hay mucha confianza surgen nuevas ideas, existe gente que desea invertir dinero y la economía crece. Cuando no existe confianza, ocurre todo lo contrario, las personas reducen sus gastos, se cohíben de hacer inversiones y tomar riesgos, por lo que la economía sufre una parálisis o decrecimiento recesivo o depresivo. Esta falta de confianza se manifiesta no tan solo en los mercados bursátiles internacionales, sino en las decisiones que tomamos día a día en nuestras economías personales y empresariales. La desconfianza en la economía puede transformarse en pánico que destruye instituciones financieras, como ha pasado cuando los clientes se enteran de que su banco puede fracasar, y salen despavoridos a sacar sus ahorros, lo que hace que efectivamente el banco se derrumbe.

La Junta de Planificación acaba de pronunciar que en el pasado año fiscal que terminó el 30 de junio la economía de Puerto Rico se contrajo en un 5.5%. Puerto Rico tiene una economía exhausta por la falta de un modelo económico viable, por problemas políticos estructurales, por la alta dependencia a las transferencias federales y por el impacto que ha tenido la recesión iniciada en Estados Unidos y que se extendió por todo el planeta.

El gobierno de Fortuño y muchos de los ejecutivos municipales han dado un puntapié final a la economía de Puerto Rico al destruir totalmente la confianza individual y empresarial, desmejorando considerablemente el clima de negocios de Puerto Rico.

La estratagema presentada en la campaña electoral de que el gobernador Fortuño iba a mejorar la economía, no iba a aumentar las contribuciones, iba a mejorar los servicios y costos que ofrecen las corporaciones públicas, y que en sus propias palabras, “no les iba a meter la mano en el bolsillo a los puertorriqueños”, creó un estado de euforia que se manifestó en el extraordinario resultado electoral. La confianza de los puertorriqueños creció momentáneamente, pero por causas artificiosas.

Sin embargo, al comenzar el nuevo gobierno cambiaron totalmente el discurso a uno opuesto en el cual exigieron tomar medidas de severa austeridad económica, despidos y alzas desproporcionadas en los impuestos. Inmediatamente las medidas aumentaron la desconfianza ya presente en el consumidor y las empresas, lo que paralizó el gasto y la inversión; y para colmo, recrudeció la postura de los bancos de no prestar dinero para nuevos negocios y para refinanciar proyectos que necesitan más capital, en fin, para iniciar nuevos trámites que realcen la economía.

Por otro lado, dos elementos fundamentales de la economía de la Región Sur recibieron el azote del nuevo gobierno que destruyó la confianza de los sectores empresariales locales con capacidad de inversión nueva. En primer término fue la Ley 212, que establece el incentivo de crédito contributivo por mano de obra y construcción que ha servido para revitalizar el centro urbano de Ponce y que programaba una inversión privada de más de 200 millones de dólares en los próximos cuatro años. La Ley 7 del 9 de marzo de 2009 destruyó este incentivo al establecer una moratoria. Todos los proyectos que estaban en trámites de Ley 212 se paralizaron.

Muchos de los contratistas y proyectistas entendían que la paralización de la Ley 212 los iba a llevar a la ruina económica. Sin embargo, por la unión de numerosos sectores ponceños junto al gobierno municipal, se logró enmendar la Ley 7 para tratar de reestablecer el orden y clima de confianza en la inversión bajo la Ley 212. Lamentablemente, el esfuerzo resultó un fiasco. Los bancos no tienen confianza en la Ley 212 ni en el gobierno de Puerto Rico como resultado del cambio drástico de las reglas de juego que estableció la Ley 7 en torno a los proyectos de inversión en los cascos urbanos.

No importa la corrección que se hizo a la Ley 7, los bancos ya no quieren prestar dinero para proyectos de Ley 212. Por tanto, con mucho pesar tengo que decir que es muy difícil que se materialice la inversión de 200 millones de dólares en el casco histórico de Ponce, a menos que se haga un esfuerzo concertado para garantizar a la banca que el gazapo de la Ley 7, no va a volver ocurrir. Además, hay que garantizar que el Secretario de Hacienda no puede restringir la otorgación de créditos contributivos, porque ya el Municipio Autónomo de Ponce cuenta con el Reglamento que exige la Ley.

Por otro lado, la confianza empresarial sureña está en precario ante la extraordinaria tardanza en manejar apropiadamente el proyecto del Puerto Las Américas Rafael Cordero Santiago. Enero amaneció con la paralización de las gestiones de desarrollo del Puerto lo que le dio un tiro de gracia a las expectativas de muchos empresarios de establecer negocios en torno al Puerto durante el año 2009. El Puerto no será una realidad este año y los estimados más razonables lo ponen a funcionar a partir del verano que viene. La pugna intrapartido del PNP que hemos ido reseñando en nuestras columnas ha destruido la confianza en el Puerto como un proyecto que va generar desarrollo económico en un futuro cercano. Está en manos del liderato del Puerto el trabajar a la mayor velocidad posible para reestablecer esta confianza y para que los empresarios vean el proyecto como el comienzo de una salida a la crisis económica estructural de Puerto Rico, al menos a mediano plazo.

Hemos visto como el elemento azaroso e incierto de la subjetividad de la confianza tiene un impacto dramático en el desarrollo económico. Es indispensable para la Región Sur reestablecer la confianza en la Ley 212 y en el Puerto de Las Américas Rafael Cordero Santiago, para que tengamos expectativas reales de desarrollo en los próximos cuatro años. Ambos proyectos son de todos los ciudadanos del Sur. Tenemos que unirnos para echarlos adelante.



El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli en Ponce, Presidente de la Alianza Pro Sur, Vicepresidente de DISUR, Inc., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11:00 de la mañana por WPAB 550. Para mayor información vea www.debidoproceso.com.

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